Una de las experiencias más agradables que nos ofrece esta época es un baño en las aguas frescas y limpias de un río. Son muchos los elementos positivos que encontramos en esta actividad: deporte, higiene, belleza... vida al fin y al cabo.
Pero no es fácil para los urbanitas encontrar un río limpio en el entorno de las ciudades; todo lo contrario, pues suelen ser lugares donde se vierten infinidad de productos más o menos contaminantes. Las aguas no suelen ser claras, los peces no abundan, el fango aparece traicionero por doquier. Apenas algún barbo y los consabidos patos se aventuran a vivir en sus aguas, así como otras especies que -si no tienen más remedio- han de permanecer en un ambiente tan hostil.
Habrá que viajar, a veces durante demasiado tiempo, para encontrar algún río limpio. Las aguas cristalinas son un raro tesoro que no se aprecia lo suficiente.
Los que viajamos con asiduidad a la sierra, tenemos la suerte de encontrar algunos ríos verdaderamente limpios, algunas pozas o lagos de aguas transparentes poblados por pececitos y diversas especies adaptadas a las especiales condiciones climáticas de las sierras. Me refiero a ríos como el Genal, que nace de las entrañas de la tierra en Igualeja, y corre muchos kilómetros por un precioso valle poblado por castaños, alcornoques y multitud de especies de gran belleza y valor.
Vayan a continuación algunas imágenes de muestra de mi última incursión a la serranía, con una visita al precioso lago de la Cueva del Gato (Benaoján) y otra al río Genal (Venta de San Juan, cerca de Algatocín).
Aguas muy refrescantes, puras, cristalinas, limpias. Una buena forma de contrarrestar los rigores veraniegos.
Comparto contigo que cada vez es más dificil encontrar esas aguas puras y cristalinas, aunque algún lugar como estos que nos muestras en tu buen reportaje queda. Me encanta las tonalidades conseguidas en la primera toma. Saludos.
ResponderEliminar