Flores que invitan a mariposas y abejas a colaborar en la vital polinización. Si -como decían los esoteristas antiguos- las flores corresponden al elemento "Fuego", equivalente a la parte mental, serán la culminación colorida y perfumada de los procesos evolutivos dentro del reino vegetal. Y cada color, cada tonalidad, cada forma, tendrá un significado que se nos escapa, una utilidad que apenas podemos entrever, excediendo lo púramente biológico para adentrarse en lo simbólico. Es el misterio de la vida, que se expresa siguiendo cánones matemáticos y con una teleología ignota.
Y nada como una visita a la Cueva de la Excéntrica, en Igualeja, para extasiarse con las formas minerales de las excéntricas y las reconstrucciones de calcita que adornan paredes, suelos y techos. Toda una gama de cristales de carbonato cálcico, adoptando formas de lo más variado: desde las cilíndricas de las isotubulares, las cónicas de algunas estalagmitas, las aplanadas, las globulosas, las coraloides... una infinidad de caprichos minerales que ornan toda la cavidad. Coladas, estalactitas, "gours", una sinfonía de formas que crecen imperceptiblemente al ritmo acompasado del goteo, ritmo musical e hipnótico que llena todo el espacio cuando apagamos las luces, para "sentir la oscuridad absoluta" del ámbito subterráneo. Un tiempo fuera del tiempo, un espacio diferente, una percepción sutil de lo bello y desconocido.
Lugares de la Serranía que atesoran vida, ofreciendo al viajero-aventurero toda una gama de experiencias vitales, experiencias ancestrales que nos ponen en comunión con la naturaleza. Respirar aire puro, mirar las montañas recortadas en los cielos azules, sentir el agua fría y purísima de sus fuentes, escuchar el murmullo del río naciendo de las entrañas de la tierra y el canto de bienvenida que los pájaros ofrendan en este parto del río Genal, esforzarse al conquistar una cima o una sima, vivir lo propio del ser humano en un ámbito descontaminado.
Flores de roca o flores vegetales: receptáculos de belleza que durarán unos días o miles de años, eso no importa, porque la belleza seguirá pura en su mundo arquetípico.
© Juan Mayoral Valsera - 2014. |
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