lunes, 24 de marzo de 2014

Un paseo por el Parque del Alamillo

Nada como un fin de semana con buen tiempo para disfrutar de un paseo por el Parque del Alamillo y su entorno. Sea en bicicleta o caminando, la aproximación es ya una gozada, junto al río Guadalquivir  y siempre contemplando una sorprendente vegetación, no sólo arbustiva, sino también arboledas de lo más variado: alcornoques, pinos, encinas... un amplio muestrario de especies vegetales bien cuidadas, especialmente en el interior del Parque.
Con la compañía de pájaros y patos que enriquecen la banda sonora del paseo, nos perderemos literalmente entre los muchos caminos que atraviesan el Parque del Alamillo, y de vez en cuando encontraremos alguna fuente donde calmar la sed, e incluso algún bar donde acompañar la cerveza o el refresco con buenas tapas. La oferta es amplia, también para descansar en algún banquito o en el cuidado césped. Y no falta mobiliario para completar la gimnasia: barras de abdominales y demás "instrumentos de tortura" que tango gustan a los cachas.
Numerosos árboles muestran sus colores primaverales en forma de flores blancas, rosas o amarillas. También hay colorido en los encuentros festivos que allí se organizan: globos multicolores adornan las casetas y portadas, que recuerdan la cercanía de la Feria de Abril. Orquestas, pasacalles... todo un repertorio de ruidosas manifestaciones de la alegría primaveral de esta Sevilla del alma. Grupos de deportistas, grupos de señoras con los carritos infantiles, algún fotógrafo despistado, algún resacoso recuperándose en la frescura de la hierba. 
Un sol que juega con los claroscuros del follaje espeso y los troncos de los pinos, lanzando rayos definidos y alargados a la caída de la tarde. Piraguas que se deslizan presurosas por las aguas del río grande. Patos que se disputan algún trozo de pan que ha lanzado el paseante, palomas y tórtolas que arrullan y ponen un ritmo monótono e hipnótico en medio del esplendor verde del parque. 
Y el puente del Alamillo, como arpa gigantesca y desafiante, esperando la mano que sepa arrancar las notas que oculta en sus cuerdas de acero. Fuerzas encontradas, tensiones en equilibrio, inclinación contrarrestada: una muestra de la tecnología y a la vez del sentido de la estética.
Un tesoro de perfumes que se expanden por todo el parque, de sonidos, de colores. Otro tesoro de luz en esta Sevilla del alma que tanto nos da y tanto nos quita.




© Juan Mayoral Valsera - 2014.

© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.

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