lunes, 25 de enero de 2016

Perfecta belleza

No es la primera vez que desde estas páginas manifiesto mi asombro por la belleza de las sierras, la hermosura del campo. La naturaleza, aunque sea un tópico afirmarlo, es bella. Refleja armonía, perfección, inteligencia, colorido... belleza y hermosura desbordante, en todas las épocas del año. En cada una manifiesta un espectro de tonalidades acorde a la estación, sonidos propios, temperaturas propias... Son ciclos perfectamente coordinados, enlazados misteriosamente para que la vida se exprese con toda la riqueza de sus matices.

Desde los preciosos copos de nieve que en silencio se deslizan por el aire, mecidos por el suave viento, hasta las impetuosas lluvias que se cuelan por todas partes aventadas por un Eolo enfurecido, todo es un juego de energías en movimiento, de dinámica belleza que no siempre comprendemos.

Las nubes cada día y en cada lugar se despiertan con nuevas formas y colores, reflejando tonalidades preciosas o bien ocultando las cosas con su manto translúcido, dando sombra o reflejando luces, moviéndose plácida o vertiginosamente.

Y las rocas, los terrenos, esculpidos por el paciente cincel del tiempo, acariciados por agua y viento, horadados por torrentes, pero siempre manifestando su naturaleza: dureza, color, composición...

Cúmulos ciclópeos de materia matriz, pesada y sólida, nutriente y estable. Cúmulos ciclópeos de agua, estática o dinámica, sólida, líquida o gaseosa, sangre del planeta que reparte vida por doquier.

La expresión "Madre Naturaleza" cobra todo su sentido y expresa en su maternal amor por todas las criaturas la belleza que irradia, la fascinación que produce en sus hijos, no siempre respetuosos con ella.

Las sierras, paisajes demoledores, impresionantes. Un éxtasis perpetuo y sutil que llega al alma. Una belleza perfecta.




















El Libro del Fénix

Un libro diferente. Recopilación de sueños, de inquietudes, de preguntas. Y también testimonio de la profunda transformación de su autor, sacudido por la necesidad de aprovechar la vida al máximo y de transmitir ideas que pueden cambiar al lector y, por tanto, al mundo.

El Fénix es cada persona que renace de sus propias cenizas. Es quien transforma los fracasos en experiencias interesantes, en enseñanzas, en conciencia. El Fénix es el individuo que se lanza a la aventura de conquistarse a sí mismo, de desterrar la falsedad y despertar a una nueva realidad más profunda y perdurable.

Creo que todos tenemos en nuestra alma inmortal un Fénix de Luz que puede cambiarnos la vida para siempre, haciéndonos más humanos y más sabios.