lunes, 28 de abril de 2014

Jimera de Líbar: rincón encantado del Alto Guadiaro

Hay tópicos que se aplican sin más a muchos lugares, a veces por el simple hecho de encontrarse en la sierra o en la costa, por tener casas blanqueadas o playas doradas, por sus paisajes o su entorno más o menos conservado.
En el caso de Jimera de Líbar, no es un tópico lo que decimos, es una realidad que se puede comprobar, y seguro que siempre nos quedamos cortos al hablar de las maravillas de este pueblecito del valle del Alto Guadiaro. Son elogios merecidos, expresión de las sensaciones que nos produce, tanto desde el punto de vista paisajístico como etnográfico, cultural, gastronómico, medioambiental, social, etc. etc.
Después de muchos años viajando por la zona, encontré en Jimera de Líbar el lugar ideal para establecer mi "cuartel general": una casita ("La Almoraima") que cumple sobradamente con las funciones de aportar descanso, tranquilidad y buen yantar a sus ocupantes. Es pequeña, pero suficiente para albergar una magnífica chimenea que nos hipnotiza  y calienta en invierno.
Este pueblo se estira hasta las orillas del río Guadiaro, donde la barriada de La Estación alberga la del tren, así como un restaurante ("Quercus") y el magnífico bar "Allioli", donde Paul hace las delicias de los cerveceros más exigentes, sobre todo en la "Oktoberst bier festival" o fiesta de la Cerveza. Un gran camping con piscina y cabañas de madera "en la otra orilla" ofrece a los visitantes una estancia gloriosa junto al río. Y también en esta misma orilla, un precioso sendero nos lleva desde el puente hasta Las Artezuelas, un lugar mágico donde los haya, sobre todo cuando el agua surge purísima del interior de la tierra con fuerza imparable, para abrazar a los pocos metros al río Guadiaro, convirtiendo sus espumas blancas en caudal añadido.
La Ruta de la Cañada del Olivar, la Ruta hasta Benaoján, la de Cortes, la de las Buitreras, la de Atajate por el arroyo del Aguila... senderismo en estado puro, en cualquier época del año. Confluencia de paisajes, olores, vegetación variadísima, delicia para los ornitólogos, los botánicos, los deportistas, los soñadores. Son rutas con encanto, paseos que incluyen en su senderismo un inapreciable concierto de pájaros siempre alegres, que alterna calizas grises con margas rojizas, arroyos con montañas, dehesas con monte bajo, bosques con lapiaces.
Delicioso el paseo por el camino antiguo hasta la Estación. Orquídeas en primavera, oropéndolas, garzas reales, cormoranes y cigüeñas al llegar al río. Hay que ir armados de cámara fotográfica, so pena de perder muchas oportunidades de captar imágenes coloridas, hermosas, vitales: flores, pájaros, reptiles, paisajes, árboles, arroyos... Y nada como subir al mirador de la cruz, justo encima del pueblo, para contemplar una hermosa puesta de sol. Lugar también perfecto para escuchar la berrea cuando llegan las primeras lluvias tras el verano, allá por el mes de octubre. Una sierra que cobra vida nocturna con el trajín de los ciervos, alterados por el instinto.
Y si hablamos de gastronomía... cada día se puede disfrutar, sobre todo en el Hotel-Bar Inz-Almaraz, en La Cooperativa y en El Molino. Además, todos los años se puede disfrutar, tras la divertidísima Fiesta del Agua, la popular Chorizá en la plaza. Y no olvidemos el tostón de castañas (y anís) en la misma plaza, lugar que acoge periódicamente manifestaciones del arte, del cante, de la alegría de esta tierra.
Cada día encontraremos paseantes por el camino de la dehesa, sobre todo a la caída de la tarde, cuando refresca un poco y la temperatura se hace más soportable. También en verano, la piscina municipal ofrece una vista impresionante, despejada de construcciones: el Pico de El Palo y el Martín Gil. Y, a lo lejos, recostado junto a la Sierra de los Pinos, Cortes de la Frontera. No conozco ninguna piscina que ofrezca mejores vistas que la de Jimera de Líbar. Y, junto a ella, en verano se abre el Bar los Manantiales, otro lugar emblemático del pueblo.
Las casas rurales del pueblo también me encantan: Montión, El Molinillo, El Molino del Inglés, Molino La Flor, La Venta del Rey... Casas hermosas, con gran capacidad, con piscina y ubicadas muy estratégicamente. Lugares para aislarse del mundo, para recrearse en la naturaleza.
Y, en el entorno de Jimera de Líbar, infinidad de posibilidades de actividad: senderismo, kayak, espeleología, fotografía ornitológica, escalada, micología, vías ferraras, carreras de orientación, etc. Y no podemos olvidar la visita obligada al santuario del arte rupestre mejor conservado de España: la Cueva de la Pileta. Más de 3.000 pinturas y grabados rupestres, de antigüedades que llegan hasta los 32.000 años.
Tampoco podemos obviar una visita a las bocas de la Cueva del Gato y la del Hundidero. Impresionantes formaciones kársticas que muestran a las claras la fuerza de la naturaleza, el poder del agua y la grandeza de los espacios subterráneos. Conectando estas dos bocas, kilómetros de galerías fascinantes que albergan fantásticas colonias de murciélagos y lagos de aguas frías y profundas. El Sistema Hundidero-Gato es todo un referente en Andalucía, en especial para los espeleólogos, debido a sus dimensiones ciclópeas y a toda una historia ligada a la construcción de la Presa de Montejaque o Presa de los Caballeros.  
Otro lugar cercano a Jimera de Líbar para prácticas de senderismo o barranquismo es la Garganta de las Buitreras, entre la Estación de Cortes de la Frontera y la Estación de Gaucín. Un gran referente del barranquismo en Andalucía.
Volviendo a Jimera, diremos que la plaza Virgen de la Salud es testigo de la vida del pueblo: lugar de encuentros, de fiestas, de mercadillos, de procesiones o Belenes Vivientes. Allí estaba la tienda de Pepe, un entrañable amigo a quien recordamos con nostalgia por su amabilidad y alegría. Las pequeñas tiendecitas del pueblo, familiares y también entrañables, ofrecen de casi todo, a pesar de sus modestas dimensiones.
Y, cuando llega el verano, encontramos numerosos bañistas en la "playa" natural del río Guadiaro, en la zona de La Estación, así como junto al Camping La Llana, donde también es posible observar muchos peces -la mayoría barbos- moviéndose plácidamente por sus aguas en parte remansadas.
¡Qué buenos ratos en este entorno maravilloso! ¡Qué buenos paseos y qué disfrute con los amigos, encantados con la tranquilidad que ofrece al espíritu esta tierra!
Seguramente, Jimera de Líbar es un trocito de cielo que al Creador se le olvidó acotar de los humanos, cuando el Paraíso casi se alejó de la tierra. Es una oportunidad para ofrecer al visitante un poco de belleza, de autenticidad y de esa extraña felicidad que da la integración con la naturaleza.


© Juan Mayoral Valsera - 2014.

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© Juan Mayoral Valsera - 2014.

© Juan Mayoral Valsera - 2014.

© Juan Mayoral Valsera - 2014.

© Juan Mayoral Valsera - 2014.

© Juan Mayoral Valsera - 2014.

© Juan Mayoral Valsera - 2014.

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Fotografías realizadas los días 26 y 27 de abril en el entorno de Jimera de Líbar.
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